12.18.2009

En su documental, “El cielo gira,” Mercedes Álvarez demuestra la importancia de los ancianos y la vida en el campo. La directora, quien está muy presente en la historia y sirve como narradora en la película, tiene una perspectiva muy interesante y un propósito especial. Aunque ella no ha vivido en el pueblito por treinta años, nació allí y va en busca del parte del “yo” que viene de ese aldea. La mayor parte de lo que aprende en el pueblo es de los ancianos, quienes son los únicos nativos que quedan allí. Ellos tienen vistas muy sabios y probablemente diferentes de los que fueron criados en la ciudad. En un a escena en el cementerio dos ancianos hablan abiertamente y sin miedo sobre la muerte y el sistema de enterrar a la gente allí. Parece que encuentren paz en el campo y no temen la muerte que contraste mucho de la imagen de la ciudad donde no hay suficiente tiempo para experimentar una vida llena y pacífica. Aunque Álvarez no ha estado en el pueblo por muchos años, se siente una conexión con la vida allí y a través de pasar el tiempo escuchando a los cotilleos y noticias que cuentan los ancianos, y también no más pasando tiempo en el ambiente tranquilo ella entiende el valor de este lugar y la gente. Ella expresa que el campo tiene que ser apreciado en la vida personal y en la sociedad, y si no esa cultura se desapareciere.

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